La etimología del nombre de la plaza se debe a la
calle cercana homónima en la que se separaba la cebada cribando la destinada al
forraje de los caballos del rey y de la que se aprovisionaba a los regimientos
de caballería. El grano lo traían a vender los labradores de las cercanías de
la provincia de Madrid.
Donde antes estuvo el hospital de La Latina, erigido
por Beatriz Galindo, ahora se alza el teatro epónimo, noches de gloria para
Lina Morgan convertida en reina de la noche y el humor.
No hay que olvidar al otro protagonista de la plaza,
Rafael de Riego, héroe liberal de una España que, como siempre, prefiere las
cadenas.
Porque ese era también el uso que se le daba a la plaza,
mancillado su nombre y al igual que la plaza de la Concordia de París, sería
para las ejecuciones públicas, en este caso el vil instrumento era la horca.